Comercio y Navegación de la que sus hijos fueron, no sólo mercaderes, sino también armadores y conductores de barcos de primera categoría; maestres y capitanes de gran prestigio internacional, siguiendo todos los rumbos de la rosa naútica, desde el Báltico hasta las Indias Occidentales y desde Islandia hasta el Indico.
Pronto, el recinto urbano se quedó pequeño para una población en continua expansión. El desarrollo comercial que vivía la ciudad, obligó a superar el derecho corsé de las murallas y extender sus tentáculos más allá del casco primitivo. A mediados del s. XV, cuatro calles más se unieron en paralelo a las tres calles anteriores. Nacieron así las Siete Calles –Zazpi Kale– denominación que siempre ha tenido la zona antigua de la ciudad, al tiempo que sustituyendo a la preexistente ermita, se levantó la Catedral del Señor Santiago, apostol que es el Patrono de la Villa.
Las ampliaciones posteriores se hicieron hacia El Arenal, naciendo nuevas calles, hasta llegar a las grandes vías del siglo XVII que fueron Bidebarrieta y su gemela la calle del Correo que junto con la Plaza Nueva, la Iglesia de S. Nicolás y el Paseo del Arenal, acabaron por consolidar en su totalidad el casco Viejo.