LA QUINTA ENTRADA A LA PLAZA NUEVA

LA QUINTA ENTRADA A LA PLAZA NUEVA

La quinta entrada a la Plaza Nueva


Cuatro cuevas y un poeta dan paso a la Plaza Nueva.

 Se cumplen mas 80 años del bombardeo de la villa vasca de Gernika por parte de la Legión Condor alemana, el más destacado dentro de una campaña de terror que registró más de 1.000 operaciones de bombardeo en suelo vasco. En ellos se produjeron miles de víctimas y enormes niveles de destrucción de núcleos urbanos.

Precisamente la quinta entrada con que cuenta la Plaza Nueva y que tiene su inicio en la calle Correo, es la consecuencia de una bomba caída en el año 1937 sobre la casa que hasta entonces ocupaba ese lugar, la cual no fue reedificada sino que el Ayuntamiento aprovechó el siniestro para abrir una nueva entrada-calle o calle de entrada. Ésta lleva ahora el nombre de Mitxel Labegerie, médico, político, poeta y cantautor labortano, al que con entera justicia se le sigue considerando como la corriente de aire fresco que allá por los años sesenta renovó, en gran medida, la poesía y canción vascas.

“Una bomba caída en el año 1937, dio lugar a la quinta entrada a la Plaza Nueva”

Cuando se construyó la Plaza Nueva, sus cuatro entradas no fueron consideradas «calles» ni recibieron nombres para su designación ya que se las integró en sus calles inmediatas, esto es: las dos entradas desde la calle de Sombrerería formaban parte de esta calle y las dos de la calle de los Fueros lo mismo. Durante casi un siglo (1840-1940), se pensó que no eran calles y que, por tanto, no había que aplicarles un nombre propio.
Actualmente se da la coincidencia de que llevan el nombre de otras tantas cuevas: Altxerri y Goikolau, que nacen en Sombrerería, y Ekain y Santimamiñe que son las que parten de la calle Fueros y, si nuestras informaciones no son erróneas, son las de menor longitud de la Villa. Muy cerquita de ellas se encuentra también la más estrecha y quizá no sólo de Bilbao, sino del mundo conocido. Nos estamos refiriendo a la calle Banco de Bilbao que, por el costado derecho del palacio que albergó la casa matriz de esta entidad bancaria, une la Plazuela de San Nicolás y Fueros. Bien es cierto que esta estrechez no le viene de nacimiento, pero ahí está desde que los nuevos accesos al aparcamiento subterráneo de la Plaza Nueva la convirtieran en mera pasarela peatonal de escasamente un metro de anchura.

Photograph by Lorem Ipsum via Unsplash
No queremos terminar este pequeño anecdotario sin hacer notar que la Plaza Nueva estuvo a punto de ser bautizada con el nombre de Fernando VII. Hasta se había pensado en una gran escultura del monarca para presidirla. Sin embargo, el rey falleció antes de finalizar las obras y el Ayuntamiento pensó que sobraba la programada pleitesía.

AZUL BILBAO

AZUL BILBAO

Azul Bilbao

Según el diccionario la lengua bilbaina, el azul Bilbao tiene una fórmula precisa: una pizca de azul cobalto añadida a mogollón de añil y pelín de blanco titanio… y todo ello bien batido.

  Para otros, es el color que ofrece el cielo del Botxo cuando, tras un día de lluvia, se unen tarde y noche y las nubes se alejan, otorgando perfecto broche. Su tonalidad es un tanto más luminosa que el ultramar de la industria textil. Tradicionalmente era utilizado por los bilbainos elegantes para distinguir el correcto tono de azul de su boina, usada por unos para diferenciarse de los de la txapela, refiriéndose a la gente sencilla, y por otros como signo de coquetería, por ser más favorecedor al peinar canas que la clásica negra.

No tenemos nada contra el amarillo Nápoles, el Burdeos o el tierra de Treviso, pero nuestro color es, por supuesto, el azul Bilbao

Lo que no cabe duda es que a partir de 1978 forma parte de la simbología festiva de la Villa, cuando la primera Comisión de Fiestas propuso la pañoleta azul Bilbao como distintivo oficial de la indumentaria de la Aste Nagusia. Inspirada en el pañuelico rojo sanferminero, que en Pamplona se pone con orgullo desde la alcaldesa hasta el mendigo, se puso en marcha para la renovada Aste Nagusia de Bilbao una pañoleta (de tres puntas frente a las cuatro del pañuelo) de color azul Bilbao como signo externo de la participación en la fiesta. En ellas, y con el fin de hacerlas más atractivas, se estampó un dibujo realizado para la ocasión por Juan Carlos Eguillor.

Retrato de dama en azul de Raimundo de Madrazo Museo de Bellas Artes de Bilbao

Hay discrepancias sobre el número Pantone que mejor lo representa, pero podríamos decir que su fórmula CMYK sería: 100, 72, 0, 18.

¿QUIÉN NO CONOCE A GARGANTÚA?

¿QUIÉN NO CONOCE A GARGANTÚA?

¿Quién no conoce a Gargantúa?

En efecto, nos referimos a esa figura enorme, a la que las niñas y niños bilbainos adoran o temen y que sale a la calle durante nuestra Aste Nagusia. ¿Quién no ha sentido un cosquilleo antes de meterse por su boca, aunque sepa que un tobogán que va por dentro del gigante le hará salir por su trasero?

El origen de este personaje de debe a la pluma de François Rabelais, que escribió el  libro La divertida  y alegre historia del gran gigante Gargantúa, y que le costó a su autor ser tratado por la iglesia católica  como hereje. Pero dejemos al Gargantúa francés, y continuemos hablando del bilbaino. Su primera aparición se produce en las fiestas de agosto de 1854. La idea de la creación de este personaje es obra de una cuadrilla de jóvenes, conocidos como los de la «Pastelería», ya que se reunían en la pastelería «El suizo», pensando en añadir algo nuevo a las fiestas del mes de agosto. Aunque se desconoce el nombre de la persona que lo ideó, si que conocemos a quien  los construyó, el «Bombero» Echaniz, que además ser un héroe en el incendio que se originó en la calle del Correo, donde perdió la vida, era carpintero.

No eres de Bilbao si no has sido devorado alguna vez por  el Gargantúa

Este primer Gargantúa fue destruido en 1874 por una bomba en la guerra carlista. Unos cuantos años más tarde, concretamente en 1896, aparece el segundo Gargantúa, creado en Atxuri por Higinio Basterra en los talleres Basterra-Larrea y que desaparece de los programas festivos bilbainos en torno a 1907.
El tercer Gargantúa se presenta junto a los nuevos Gigantes y Cabezudos en 1934 y que, al igual que el anterior, también se construye en Atxuri. En 1950 hará su última aparición en los programas de fiestas de Bilbao, quedando abandonado en unos talleres de Deusto pasto de la ratas.
Hubo que esperar 12 años para volver a ver recorrer al Gargantúa por las calles de la Villa. Radio Bilbao lleva la batuta, y manda construir (con el apoyo de los bilbainos) un nuevo Gargantúa y otra serie de Gigantes y Cabezudos, esta vez en unos talleres de Bolueta por Tomás Martínez de Arteaga y José Luis Teresa, y es presentado en 1962 en un multitudinario desfile por la Gran Vía bilbaina.

Photograph by Lorem Ipsum via Unsplash
En 1978 (primera edición de la nueva Aste Nagusia) el ayuntamiento de Bilbao solicita al de Vitoria su Gargantúa ante el mal estado en el que se encuentra el glotón bilbaino de 1962, y pone en manos de Pedro Goiriena la restauración del Gargantua que estará listo para la Aste Nagusia 1979. Es uno de los gargantúas que aún sigue presente en las fiestas del botxo.
En 1986, Pedro Goiriena construye un nuevo Gargantúa que solo estará presente en la villa en las fiestas de ese mismo año. Debido a diferentes problemas (la boca de este nuevo gigante era demasiado pequeña) es trasladado al lugar en el que se creó para realizar las oportunas reformas pero un incendio lo destruye.
En 1988, el ayuntamiento vuelve a encargar otro Gargantúa que no tiene una buena acogida por parte del público debido a su aspecto amable y perfil caricaturesco, además de detalles como el hecho de no cerrar la boca como sí hacía el anterior. A pesar de ello es el habitual en la Aste Nagusia.